Epicrates cenchria
BIOLOGIA
De forma general, se conocen la mayoría de los aspectos relacionados a esta especie, aunque aún hoy se descubren nuevas características de esta; los últimos avances tecnológicos permiten diferenciar las subespecies en función del análisis de la secuencia de ADN, lo que por ejemplo ha repercutido en su clasificación. También se ha profundizado en los conocimientos acerca de su biología y etiología.
Como buen representante de la familia Boidae,
gusta de vivir en clima tropical ó subtropical, distribuyéndose por
zonas boscosas y selváticas de
países del continente
sudamericano. La distribución actual incluye Costa Rica, Panamá,
Trinidad, Tobago, Colombia, Venezuela (Mérida [HR 27: 212]), Perú,
Brasil, Bolivia [HR 29], Paraguay, Argentina (Córdoba, San Luis, La
Rioja, Corrientes, Formosa, Chaco, Salta). La subespecie maurus se
distribuye en Guyana, Brasil (Pará: HR 22:67), Surinam, y
Venezuela.
Es frecuente ver a la boa arcoiris en zonas con
abundante vegetación, próximas a ríos o arroyos, pantanos y
charcas, así como en los bosques
esclerófilos, donde pueden
encontrar agua y presas en abundancia. La pluviselva amazónica
constituye asimismo uno de sus más importantes hábitats, donde
encuentran el alimento necesario y se reproducen en la época
húmeda.
Esta boa mide alrededor de 20-40 cm al nacer, y alcanza
una talla adulta en torno a 160-200 cm. Aunque existe variación de
color según la subespecie, la pigmentación de fondo suele ser
naranja o marrón, existiendo una variación cromática intermedia
entre estos dos colores. Además, presenta una serie de anillos de
color oscuro (negro) a lo largo de la zona dorsal, así como ocelos
en ambos costados de la serpiente.
Una de las coloraciones más
bellas es la de la subespecie brasileña (ssp. cenchria), la cual
tiene colores vivos y brillantes, existiendo ejemplares con escamas
de tonos naranjas, rojizos o marrones. La cabeza es alargada y bien
formada, distinguiéndose claramente las fosas térmicas
entre las
escamas supra e infralabiales, con función termosensitiva.
A
partir de la escama rostral parten varias líneas de color negro: una
línea sigue el eje sagital de la cabeza, y termina al comenzar el
cuello. Otras
dos líneas laterales van paralelas a las escamas
supralabiales, y también se prolongan hasta el final de la cabeza. A
partir de las escamas supraoculares surge otra línea de color negro,
la cual también acaba al final de la región cefálica.
Los
ojos están bien desarrollados, y son de color oscuro (negros ó
marrones), con el típico iris en disposición vertical, signo típico
del carácter predador de esta especie. El cuello esta bien
diferenciado mediante un estrechamiento y es fácilmente
diferenciable, extendiéndose detrás el resto del cuerpo de la boa.
Comenzando por la región ventral, ésta presenta un
color
blanquecino o lechoso, a veces color crema,aunque en periodos de muda
puede adquirir colores rojizos.
La zona dorsal esta surcada
por anillos negros u oscuros que se prolongan hasta el extremo final
de la región caudal. Pueden estar separados ó solaparse; el
interior de estos anillos puede ser del mismo color de fondo
(naranja, marrón o rojizo) ó presentar variación de color, siendo
frecuente encontrar ejemplares con color más claro, de tono salmón
o naranja vivo.
Algo parecido pasa con los ocelos laterales,
aunque en este caso pueden presentar tonos más claros (crema,
salmón) en su interior, rodeando un “ojo” central de color negro
u oscuro, lo que contribuye a darle gran belleza a esta boa.
Como
curiosidad, es remarcable el carácter iridiscente de las escamas de
su cuerpo, lo que ha servido para denominarlas “boa arcoiris”.
Este fenómeno es debido a la especial morfología de las escamas; al
observar en microscopio óptico el corte transversal de una escama,
se puede verificar una ondulación a lo largo de su perfil, lo que
produce una descomposición de los rayos de luz, llegando hasta
nosotros el reflejo de una serie de múltiples colores: verde, azul,
rojizos, etc.
ETOLOGÍA
Recordemos
que los reptiles son vertebrados ectotérmicos, es decir, no producen
el calor necesario para realizar su actividad metabólica óptima,
por lo que deben tomar esa energía del medio exterior, y es por lo
que durante el día suelen asolarse en una buena rama, o en una
piedra que se haya calentado por efecto del Sol.
Es frecuente
encontrar estas serpientes tomando un baño, o cerca del agua; para
ellas, es una de sus actividades favoritas, y pueden pasar horas e
incluso días con el cuerpo sumergido, asomando tranquilamente la
cabeza para poder respirar. Este comportamiento es muy frecuente en
el periodo previo a la muda o ecdisis, ó cuando simplemente quieren
refrescarse en los meses más calurosos del año
(junio-septiembre).
Aunque la verdadera actividad la
llevan a cabo a la caída del sol: es entonces cuando salen de su
relativa tranquilidad para buscar una presa, desplazándose a través
de la rivera de los ríos, o entre la hojarasca de la selva
amazónica, o entre las ramas de los árboles; recordemos que
son
reptiles semiarborícolas, por lo que gustan de subirse a las
ramas de vez en cuando.
En cautividad, la boa arcoiris suele
tener buen carácter, aunque existen excepciones y puede resultar
algo nerviosa, sobre todo de pequeñas. Este pequeño problema se
soluciona con el adecuado manejo y con una buena dosis de paciencia,
llegando a ser bastante dóciles, y dejándose coger sin
problemas
la mayoría de las veces.
TAXONOMÍA
La
taxonomía de la boa arcoiris ha sido objeto de alguna controversia
por parte de los naturalistas, por lo que es posible que en el futuro
sufra más cambios, aunque actualmente se divide en 9
subespecies:
-Boa
arcoiris brasileña (Epicrates
cenchria cenchria) (LINNEO 1758)
- Boa
arcoiris peruana (Epicrates
cenchria gaigei) (STULL 1938)
- Boa
arcoiris colombiana (Epicrates
cenchria maurus) (GRAY 1849)
- Boa
arcoiris argentina (Epicrates
cenchria alvarezi) (ALBALOS, BAEZ & NADER 1964).
- Boa
arcoiris de Isla Marajo (Epicrates
cenchria barbouri) (STULL 1938)
- Boa
arcoiris de Guyana (Epicrates
cenchria crassus) (COPE 1862)
- Boa
arcoiris de Campiña grande (Epicrates
cenchria assisi) (MACHADO 1944)
- Boa
arcoiris de Santo Domingo (Epicrates
cenchria hygrophilus) (AMARAL, 1954).
- Boa
arcoiris de Venezuela (Epicrates
cenchria polylepis) (AMARAL 1935)
Boa
arcoiris brasileña (Epicrates
cenchria cenchria):
Quizás
sea la subespecie más frecuente en cautividad, y desde luego posee
una belleza fuera de lo común. La subespecie cenchria es de las que
adquieren mayor tamaño, llegando a alcanzar los 200 cm de longitud,
aunque no siempre alcanzan este tamaño, siendo frecuente encontrar
ejemplares adultos en torno a 170-180 cm. De cuerpo estilizado pero
fuerte, le permite moverse y escalar bien por suelo, agua y ramas de
árboles.
El recuento de escamas de la parte media del cuerpo
consta de 45-51 escamas, y el recuento de escamas ventrales:
260-275.
El color de esta boa es el más vivo que el resto de
las subespecies, lo que quizás haya determinado la mayor tasa de
cría en cautividad que el resto de subespecies.
Geográficamente
se localiza en las zonas boscosas de Brasil, aunque también se
observan en zonas limítrofes. Se han registrado casos de
avistamientos de esta subespecie en vertederos de poblaciones o cerca
de ellos, debido a la abundancia de micromamíferos como roedores,
una de sus
presas favoritas.
Boa
arcoiris peruana (Epicrates
cenchria gaigei):
Distribuida
por la zonas de baja latitud de Bolivia y Perú, ésta subespecie es
algo rara de encontrar en el mercado europeo, aunque es muy parecida
a la
subespecie cenchria por su colorido y dibujo. Sus principales
diferencias radican en que suele ser algo más grande que la
subespecie cenchria, las
escamas son mayores y el número de estas
en la zona ventral es menor, en torno a 237 o 260. El recuento de
escamas a la altura media del cuerpo es
de 41-45.
La boa
arcoiris peruana posee ocelos en la línea dorsal y en ambos costados
del cuerpo, y con frecuencia presenta colores más claros en el
interior de éstos ocelos.
El color de fondo suele ser oscuro
(naranja oscuro o marrón), y puede confundirse a primera vista con
la subespecie cenchria. Requieren cuidados generales similares a los
especificados para la especie, resultando ser una de
las más
recomendadas por su buen carácter.
Boa
arcoiris colombiana(Epicrates
cenchria maurus):
Esta
subespecie, junto a la subespecie cenchria, son las más comunes en
colecciones privadas, y por tanto las que con más facilidad se
pueden encontrar disponibles en los mercados, ferias y
establecimientos especializados.
Poseen una amplia distribución a
lo largo de Costa Rica hasta el norte de Colombia y Venezuela, y
probablemente en Guyanas.
También se encuentra en Trinidad,
Tobago y las Islas Margaritas.
De cría, se asemeja bastante a la
subespecie cenchria, aunque la subespecie maurus suele ser de colores
más oscuros, y no tiene los anillos tan bien contrastados como la
cenchria. Conforme va alcanzando la madurez va adquiriendo un color
uniforme que puede variar entre el marrón claro o crema,
homogenizándose este color por todo el cuerpo. Los anillos oscuros
van difuminándose hasta prácticamente desaparecer, sobre todo en la
región dorsal del reptil.
La subespecie maurus suele ser más
pequeña que la subespecie cenchria, llegando a medir de talla adulta
en torno a 135-150 cms de longitud. El recuento de escamas ventrales
es de 227-237. En cautividad, tampoco suelen presentar requerimientos
diferentes a la subespecie cenchria, si
acaso son aún más
tolerantes en variaciones térmicas y de humedad.
Boa
arcoiris argentina (Epicrates
cenchria alvarezi):
La
subespecie alvarezi tampoco es de las más frecuentes en colecciones
de herpetología privadas, aunque desde luego, poco a poco se van
incorporando. Su distribución original es a lo largo
de la provincia de Santiago del Estero (Argentina).
La boa
arcoiris argentina muestra colores oscuros de fondo (marrón o
naranja oscuro), y en los costados a veces se observan colores más
claros
(crema, marrón claro). En la zona dorsal, el color de
fondo puede verse limitado alrededor de los ocelos, los cuales se
alternan y unen a veces;
también es remarcable la marcada
diferencia de color del interior de los ocelos dorsales, con un color
naranja tostado muy vistoso. Los ocelos
laterales suelen quedar
reducidos a grandes lunares negros, con una zona más clara en la
parte superior al ocelo.
La cabeza es algo más pequeña que
la de otras subespecies, y muestra las típicas líneas desde la
región anterior a la posterior, aunque en la subespecie argentina
son de color marrón, pudiendo presentar discontinuidades, quedando
con aspecto algunos puntos aislados.
Epicrates cenchria
alvarezi es una de las subespecies más pequeñas, alcanzando de
talla adulta una longitud comprendida entre 120-140 cm; de cuerpo
delgado, el recuento de escamas a la altura media del cuerpo es de 45
a 47 escamas.
Las crías son a su vez de pequeño tamaño, en
torno a 18-35 cm, y pueden resultar delicadas en sus primeros
días.
En cautividad, esta serpiente requiere menos humedad
que otras subespecies como cenchria o maurus, aunque sin olvidar que
su clima es tropical o subtropical, y por tanto no es aconsejable que
baje del 40%.
El resto de requerimientos se ajustan a los
determinados para la especie nominal
Boa
arcoiris de Isla Marajo (Epicrates
cenchria barbouri):
Es otra subespecie rara de ver en las colecciones privadas, aunque en los últimos años el número de ejemplares mantenidos en cautividad va creciendo
paulatinamente.
Se trata de una serpiente de
cuerpo grande y fuerte, de escamas más grandes y en menor número
que las subespecies cenchria y maurus. Suelen presentar colores que
van desde el naranja teja hasta el marrón oscuro, pasando por tonos
rojizos. Sus anillos y ocelos son de un color marcadamente
anaranjado, aunque puede oscurecerse con la edad.
Su
distribución natural es el área próxima a la desembocadura del río
Amazonas hacia el océano Atlántico, y se alimenta de micromamíferos
y aves, muy abundantes en esa región.
En cautividad requieren
parámetros similares a los indicados para la especie, aunque se han
visto los efectos positivos de ofrecerle una humedad relativa alta,
en torno al 60-70%.
Boa
arcoiris de Guyana (Epicrates
cenchria crassus):
Esta
subespecie proviene de la región de Guyana (Paraguay), por lo que
también recibe el nombre de boa arcoiris de Paraguay. Se trata de
una subespecie que hasta hace pocos años era rara de ver mantenida
en cautividad, aunque en la década de los 80 empezaron a importarse
a criadores norteamericanos, y actualmente están incluidas en los
programas de cría de algunos criadores americanos y en menor número
en los europeos. Se distribuye por el sureste de Brasil, por zonas
boscosas de Paraguay, y el noreste de Argentina. La subespecie
crassus es algo más pequeña que otras subespecies como la ssp.
Maurus o la ssp. Cenchria. El recuento de escamas a la altura media
del cuerpo es menor de 47.
En cautividad son fáciles de
mantener para el aficionado con experiencia, aunque las crías pueden
tardar algunos días en aceptar alimento.
Boa
arcoiris de Campiña Grande (Epicrates
cenchria assisi):
Esta
posiblemente sea una de las subespecies más raras de ver en
colecciones privadas. Desafortunadamente, no se ven ejemplares en
colecciones privadas con frecuencia, y no parece que haya planes a
corto plazo de que el número de estos disponibles vaya a aumentar de
forma
notable. Existen muy pocos criadores que tengan ejemplares
de esta subespecie, y fundamentalmente se localizan en el continente
americano, aunque de forma puntual también se ven ejemplares en
venta en el viejo continente.
La boa arcoiris de Campiña
Grande se distribuye por el norte de la Bahía de Caatina, una región
de Brasil. De pequeño tamaño, no suele superar los 110 cm de
longitud; la subespecie assisi posee coloración de tonos oscuros,
donde predomina el color marrón en sus distintas tonalidades, y con
unos ocelos o lunares dorsales bien delimitados por líneas gruesas
de color negro. Aunque ambos flancos de esta serpiente son de colores
algo más claros que los del dorso, también se presentan de color
más oscuro que el de otras subespecies. Los ocelos laterales son
grandes y presentan el interior de los mismos.rellenos de un gran ojo
de color negro, quedando delimitado el resto del ocelo a una media
luna de color crema o salmón; es frecuente que estos ocelos se unan
y formen una línea horizontal que recorre el cuerpo de la boa.
La
información disponible sobre su cría en cautividad es limitada,
aunque hembras primerizas suelen dar camadas pequeñas, en torno a
3-5 crías.
Boa
arcoiris de Espíritu Santo (Epicrates
cenchria hygrophilus):
La
subespecie hygrophilus es también de las más escasas en colecciones
de herpetología, por lo que la información disponible es limitada.
Sin embargo, su distribución abarca la región amazónica y el rio
Doce, perteneciente a la provincia de Espíritu Santo, en Brasil;
también existen algunos núcleos poblaciones restringidos a
determinadas áreas de Sierra de Espiñaco (Brasil).
Boa
arcoiris de Montaña Alta (Epicrates
cenchria polylepis):
Esta
subespecie también es poco frecuente en colecciones dedicadas a los
ofidios, aunque también poseen indudable belleza. Su rango de
distribución abarca los ríos Cañabrava y Pandeiro, al oeste de
Bahía, y al este de Goias. También existen algunas poblaciones en
Distrito Federal (Brasil). La subespecie polylepis es algo más
pequeña que las cenchria o maurus, y su longitud en edad adulta
ronda los 150 cm. En mantenimiento necesitan una alta humedad
ambiental; aparte de esta característica, su cuidado es similar a la
del resto.
En
cautividad:
La
boa arcoiris es una especie que se adapta bien a su entorno, siempre
y cuando se cumplan algunos requisitos. Para empezar, esta serpiente
puede alcanzar alrededor de los 160-200 cm de longitud en su edad
adulta, por lo que el terrario debe ser del tamaño adecuado a su
tamaño.
Orientativamente, existen varias aproximaciones a las
medidas estándar que deben tener los terrarios; de forma
volumétrica, se calculan 20 litros por cada 30 cm de longitud de la
serpiente; también es válida la estimación aportada por criadores
norteamericanos, por la cual el perímetro mínimo del terrario para
albergar la serpiente debe ser igual ó mayor a la longitud total del
ofidio.
En cualquier caso, el aficionado herpetólogo es el
que decide el tamaño y forma del terrario. Lo que no debe fallar
nunca es la preparación a prueba de
fugas del terrario donde se
ubique al reptil. Las boas arcoiris son serpientes ágiles y
curiosas, y si el terrario tiene un punto débil, que no dude el
lector de que tarde o temprano lo encontrarán.
Térmicamente,
necesitan unas temperaturas medioaltas, con una temperatura diurna
media en torno a 31 ºC en la parte más caliente (hot point) y 27 ºC
en la zona más fría, de manera que la serpiente disfrute de un
gradiente térmico y pueda elegir a qué temperatura encontrarse.
Durante la noche, un descenso de varios grados, nunca por debajo de
20 ºC, les viene bien; una temperatura en torno a 24 - 26 ºC
resulta adecuada.
Estas variaciones se pueden conseguir
utilizando un cronotermostato, una herramienta que se ha convertido
en una poderosa ayuda para el herpetólogo. Actualmente existen
varios modelos en el mercado, y a precios accesibles.
En
cuanto a la humedad, la boa arcoiris es un boido con unos
requerimientos altos, en torno a 45-85%. Para conseguir esta humedad
ambiental alta, muchos aficionados optan por poner una bandeja grande
con agua, pues aparte de crear un aumento de esta, sirve para que la
boa disfrute sumergiéndose en el agua; suele aguantar horas e
incluso días en remojo, sobre todo antes de la época de muda ó
ecdisis, y en meses estivales.
Respecto al sustrato utilizado,
existen multitud de opciones: viruta para animales, fibra de coco,
papel de cocina ó papel de periódico, etc. La mayoría de estas
opciones son válidas, aunque hemos de excluir algunos
materiales
como el serrín, el cual provocaría problemas
respiratorios; la arena y tierra tampoco son recomendables, pues
puede ser ingerida durante la ingesta de alimento y causar problemas
digestivos. En época de apareamiento, si se pretende la
reproducción, tampoco es aconsejable el uso como sustrato del césped
artificial, pues puede resultar abrasivo para los hemipenes u órganos
copuladores del macho.
El fotoperiodo debe ser normalmente de
12 horas de luz y 12 de sombra, pudiendo variar en función de la
estación del año. Si las serpientes disfrutan de luz natural, el
mismo ciclo circadiano de luminosidad y oscuridad es suficiente; sino
es así, será el propio herpetólogo el que vaya variando el
fotoperiodo al que las boas son sometidas. En este caso, es
recomendable el uso de un programador diario, el cual se puede
conseguir por poco dinero en tiendas de bricolaje y
ferreterías.
Para el aficionado que mantenga esta especie, es
una ventaja el poner en el un refugio o escondite en el terrario,
pues aporta seguridad y confortabilidad a la serpiente, impidiendo
los problemas derivados del estrés. Como respuesta a sus hábitos
semiarborícolas, es recomendable disponer dentro del terrario una
buena rama fija, a la que la boa pueda trepar.
Para la
decoración, aparte de los fondos de terrario que hay en las tiendas
especializadas, se pueden utilizar plantas artificiales, para darle
mayor colorido y ambientación. Desaconsejo el uso de plantas
naturales, porque quedarían aplastadas por el peso del
animal.
Alimentación:
La
boa arcoiris no suele presentar problemas a la hora de alimentarse.
En cautividad acepta bien ratones, ratas, hamsters, jerbos y pequeñas
aves de corral como pollitos; por supuesto, el tamaño de la presa ha
de estar en consonancia con el tamaño del ofidio. Para conocer este
dato, nos sirve fijarnos en el grosor de la presa, el cual no debe
superar al de la parte media de la serpiente, aunque si se le da
presas algo mayores o se ofrecen varias pequeñas, no suelen existir
problemas.
Respecto al dilema de darle alimento vivo ó
muerto, es siempre ventajoso que la boa acepte presa muerta, debido
al nulo riesgo que ello representa. Sin embargo, no siempre la boa
decide alimentarse de una presa muerta. Para estimularla, se puede
optar por calentar la presa y moverla ayudados por unas pinzas
delante de la serpiente, consiguiendo la mayor parte de las veces que
la boa acepte el alimento; a veces hay que tener paciencia y estar el
tiempo necesario para tener éxito, por lo que hay que ser
persistente.
Si se opta por darle una presa viva, hay que ser
cauto y nunca abandonar esta en el terrario, pues se han registrado
casos en los que la presa se ha convertido en cazador, con un
resultado desastroso para la serpiente. Recomiendo asegurarse de que
la presa esta bien alimentada, y esperar a que la serpiente termine
de alimentarse antes de desentenderse.
Respecto a la
frecuencia de alimentación, es recomendable esperar que la boa
defeque antes de volverle a ofrecer alimento; así se pueden evitar
varios problemas derivados de una mala digestión. Normalmente,
suelen tardar de 4 a 10 días en digerir completamente el
alimento.
Si la boa rehusa alimentarse de presa viva o muerta, hay
que esperar un par de días antes de volverle a ofrecer comida, para
que no se estrese.
Un truco usado por los criadores de esta
especie es darle un baño de agua tibia a la serpiente; normalmente
da resultado y le abre el apetito. Si aun así la boa rehusa
alimentarse, puede ser debido a que está en periodo de muda;
durante
estos días la boa no verá bien y no suele aceptar
alimento.
También hay que comprobar el gradiente de
temperaturas; si la boa no se asolea lo suficiente, rechazará
alimentarse. Si con todo esto sigue sin comer, hay que pensar en
llevarla a un veterinario especializado en reptiles, el cual debe
estar capacitado par realizarle las pruebas y análisis pertinentes;
normalmente, se toman muestras de heces en busca de parásitos, así
como de la saliva de la boca.
Reproducción:
Cada
año aumenta el conocimiento que tenemos sobre esta especie; sabemos
que se induce mejor la reproducción si se someten a un ciclo
reproductivo, aunque se han registrado casos en el que se han
reproducido en épocas inusuales y sin una inducción premeditada por
parte del criador.
Para decidirse a reproducir la boa
arcoiris, los ejemplares (sobre todo la hembra), deben contar con una
buena reserva de grasa y tener el tamaño adecuado; si se cumplen
estas condiciones, puede intentarse su reproducción. El ciclo
comienza con la entrada en los meses fríos del año, en los cuales
hay un descenso progresivo de la temperatura y las serpientes entran
en estado de letargo, aunque de vez en cuando se pueden observar
abandonando su escondite para beber ó simplemente estirarse un
poco.
Durante el mes de diciembre dejarán de alimentarse poco
a poco, al mismo tiempo que va descendiendo el ciclo de horas de luz.
A finales de diciembre y hasta febrero, su actividad será casi nula;
durante esta época pueden darse ya cópulas entre machos y hembras,
aunque no siempre es así. Usualmente,
las cópulas comienzan a
producirse a partir de febrero y marzo, coincidiendo con el
progresivo aumento de temperatura, hasta alcanzar las
habituales.
También se ha visto que un aumento de humedad
durante los meses previos al enfriamiento, así como los posteriores,
pueden ayudar a inducir las cópulas. A esto, hay que añadir que se
han observado apareamientos en los días en los que hay un descenso
de presión atmosférica, por lo que no se descarta que en la
Naturaleza, las boas arcoiris, así como otros tantos reptiles,
copulen los días lluviosos, que coincide con un descenso de la
presión barométrica.
Pocos días después del periodo de
cópulas, la hembra ovulará y se producirá la fecundación de los
óvulos, quedando la hembra preñada. Este fenómeno se puede notar
mediante la observación de un marcado abultamiento en la región
posterior del animal, aunque no siempre se observa, pues este
fenómeno dura unas pocas horas.
La gestación dura entre
180-210 días y la camada varía desde 1 a 35 crías. La media de las
camadas se sitúa entre 9 y 20 crías, y el tamaño de la hembra
desempeña un papel fundamental para determinar el número de estas;
recordemos que para intentar la reproducción, es importante que la
hembra mida al menos 150 cm, aplicado esta medida a las subespecies
cenchria y maurus, que son las más comunes en
terrariofilia.
Transcurrido ese tiempo, la hembra empezará a
desplazarse a lo largo del terrario, mostrándose inquieta e incluso
irascible; es la señal de que el momento ha llegado, y se esta
preparando para liberar sus crías.
La boa arcoiris es
ovovivípara, es decir, pare crías vivas envueltas en una matriz
vitelina; las crías deben nacer bien formadas, y se muestran
enérgicas y curiosas desde el primer día de vida. Una vez que han
salido todas, deben
separarse de la madre, para impedir que puedan
ser aplastadas sin querer.
Las crías de boa arcoiris pueden
resultar nerviosas e incluso llegar a morder ante algo que las
asuste, como la mano del criador, por lo que hay que tratarlas con
tranquilidad y paciencia.
Se recomienda ubicar las crías en
un tupper aparte, con una decoración mínima, a base de un sustrato
inocuo, como viruta, papel de cocina o periódico; un pequeño
recipiente con agua y una temperatura en torno a 28-30 ºC en la
parte más caliente, junto a una humedad ambiental en torno a 50-60%,
les va bastante bien. En principio, pueden ubicarse juntas, pues
no
suelen ser agresivas con sus congéneres.
Al cabo de unos
días, realizarán su primera muda, tras la cual comenzarán a
alimentarse de pequeñas crías de ratón de laboratorio.
La boa
arcoiris (Epicrates cenchria) alcanza la edad adulta a partir de los
3 años, tiempo en el que deben alcanzar talla adulta, (mínimo 150
cm) y se puede intentar su reproducción. Es importante que tengan
una buena reserva de grasa y proteínas si se quiere intentar su
reproducción, pues supone un gasto de energía elevado, sobre todo
para la hembra. Hay que indicar también que esta especie suele
tardar más de 3 años en reproducirse, normalmente la cría tiene
éxito con ejemplares en torno a 5 años de edad.
Para el
sexado de esta especie, morfológicamente no existen grandes
diferencias; los machos suelen tener la cola más larga, y la base de
esta suele ser más gruesa que la de las hembras, pues es donde
guardan los
hemipenes u órganos copuladores, aunque captar estas
pequeñas diferencias puede resultar complicado para la mayoría de
aficionados no especializados en esta especie. Por ello, lo mejor y
más seguro es realizar la técnica de sexado por sondeo, ayudados
con cánulas sexadoras: si la sonda entra 3-4 escamas, se trata de un
ejemplar hembra, mientras que si la varilla se introduce 6-10
escamas, se trata de un ejemplar macho.
Enfermedades
/ Parásitos:
La
boa arcoiris, es una especie fuerte y resistente, pero necesita un
determinado rango de temperaturas y humedad para tener las defensas
naturales altas. Para el herpetólogo, la regla de oro es observar y
conocer los reptiles que mantiene. Ante anomalías graves, lo mejor
es acudir a un veterinario especializado, el cual sabrá que pruebas
realizar, así como la
determinación de la diagnosis.
La
lista de dolencias y parásitos que pueden atacar a las boas es muy
amplio, y detallar todo en un artículo sería impensable, por lo que
nombraré algunas enfermedades y algunos parásitos, enfatizando la
importancia de una buena revisión veterinaria en caso
necesario.
Disécdesis o retención de muda: puede ser debido
a varios factores, pero quizás el más común sea la deshidratación
o falta de humedad ambiental. También puede ser causada por ausencia
de una piedra o sustrato adecuado donde la boa pueda frotarse para
eliminar la muda, una alimentación indebida, o falta de vitamina C o
antiescorbútica. Su pronóstico es favorable, y la mayoría de las
veces se soluciona simplemente aumentando la humedad
ambiental.
Estomatitis: infección gástrica, puede ser debida
a una infección bacteriana o vírica. Su pronóstico es grave, y la
visita al veterinario es obligada. Los síntomas típicos son
regurgitación, adelgazamiento, vómito de sangre.
Neumonía:
sus síntomas típicos son dificultad en la respiración, a veces
aparición de espuma por la boca. Su pronóstico es variable, en
función del éxito del tratamiento, y por supuesto, su diagnosis a
tiempo.
Parásitos: se dividen en externos e internos. Los
externos suelen ser ácaros, pulgas y garrapatas, mientras que los
internos se suelen localizar en
el aparato digestivo; existen
miles de parásitos internos, aunque en boas son
frecuentes
cestodos (tenias) y áscaris como ophidascaris
(vermes
blanquecinos).
Muchas veces estos parásitos son
liberados con las heces, por lo que es
recomendable su análisis,
sobre todo cuando se ha adquirido recientemente
un reptil, ó
cuando se detecta una anomalía en la etología del
reptil.
Legislación:
La
especie boa arcoiris (Epicrates cenchria) se encuentra incluida en el
Apéndice II del CITES (Convenio sobre el Comercio Internacional de
Especies Amenazadas de Fauna y Flora). Esto significa que dicha
especie no esta necesariamente amenazada de extinción, pero que
podría llegar a estarlo a menos que se controle estrictamente su
comercio. Su venta debe ir acompañada de la documentación adecuada:
si se trata de ejemplares importados,
deben ir acompaños de su número de identificación CITES, mientras
que los ejemplares nacidos en cautividad en la Unión Europea deben
estar inscritos en el SOIVRE, y presentar junto a esta documentación
los datos del criador, incluidos en el documento de cesión.
Notas
finales:
La
boa arcoiris (Epicrates cenchria), es un reptil fascinante,
recomendado para aquellos aficionados a la herpetología que ya
tengan cierta experiencia y deseen mantener una boa de talla mediana,
elegante y de vivos colores.
Desde hace años, Epicrates
cenchria es una de las especies más preciadas, y se espera una buena
demanda en tiempos venideros, así como un aumento en el número de
fases de color de esta. Actualmente existen distintas fases, como la
roja, naranja y amelanístico, aunque son raras de encontrar, sobre
todo esta última.